Monasterio Budista

De regreso de nuevo hacia Calcuta vimos un monasterio budista, cuyo nombre ya buscare a la vuelta. Ahora que estoy de vuelta, no he encontrado en nombre.

 En el hay una escuela, donde una profesora, daba clase a sus alumnos, nada de particular, igual que cualquier escuela, lo curioso eran las vestimentas de los chavales, la famosa túnica granate y naranja.

En una capilla, un monje joven y otro mayor, muy afanados giraban continuamente las grandes ruedas de sus oraciones. En el templo principal, con tres capillas presididas por tres grandes budas. En la nave central cuatro filas de monjes jovenes realizaban sus plegarias con un murmullo continuo y monotono. En otro ala del monasterio se oian risas, empujones y bullicio, eran otros monjes, que estanban descansando de sus rezos en la cantina. Los jovenes, antes que monjes son jovenes.

Continua el descenso desde Darlejeeng por una carretera muy estrecha que obliga, en caso de cruzarse dos coches, a uno de ellos abandonar la calzada tomando parte del arcén de tierra siempre muy cerca del precipicio. Cada vez hay mas trafico de todo terrenos, parece como si fuera un día de fiesta, la cosa se complica cuando aparece un camión y todavía mas surrealista es cuando el atasco lo provoca el tren, con maquina de carbón que sube desde el valle, junto a la carretera, incluso cruzándose. Y en esta nos vemos metidos en este peculiar atasco entre varios todo terrenos, un camión y un tren de carbón que hecha un humo negro que contamina como una gran ciudad en hora punta.

Despues de innumerables curvas bajando el Himalaya, llegamos al valle donde al igual que en la montaña en terrazas, aqui abajo, en suaves lomas, los cultivos del arbusto, con cuya hoja se obtiene el te, conforma en el paisaje habitual. Unas estampas muy bonitas, tan bellas que paramos los todo terrenos para disfrutar del momento, recordando alguna pelicula japonesa, que retrata ese momento.