martes, 10 de abril de 2012

Asis

En la línea de amabilidad y esplendidez de Vicky, nos presto un coche Renault Clio para pasar el día en Asis. La primera sorpresa que me lleve es que al llegar a la gasolinera, tiene dos depósitos de combustible, uno para gasolina y otro para gas. Llenamos los dos, el de gas costó 1 € y con el anduvimos 200 km. ¿por que no tenemos eso en España? parece que nos están tomando el pelo.

Después de unas cuantas vueltas por las circunvalaciones de Roma, cogimos una autostrada que nos llevo directamente a la tierra de San Francisco y de Santa Clara gracias al plano que nos había hecho Matteo, que según él le llaman "TomTom", por sus detalles a la hora de explicar como se llega a un lugar.


Asís es una ciudad medieval que esta en una loma sobre un precioso valle y todo gira en torno a los dos santos que nacieron y vivieron en esa villa, fundadores de las ordenes de los Franciscanos y de las Clarisas, por lo que se ven turistas tradicionales y peregrinos, muchos vestidos de estas ordenes.

Visitamos la Basílica de San Francisco de Asís y en su cripta escuchamos misa y despues visitamos su tumba. Paseamos por sus calles hasta la Catedral de San Rufino, la Iglesia de Santa Clara y la casa de la familia de Francisco. Comimos en una trattoria unas de las mejores pizzas que recuerdo y por la tarde bajamos hasta Santa María la Mayor y Santa María de los Ángeles.






Llama la atención la cantidad de grupos de Franciscanos, jóvenes, casi chavales, con sus hábitos, jugando, haciéndose fotos como cualquier otros jóvenes.


Al atardecer cogimos el camino de regreso pero tuvimos que parar en una gasolinera a echar una cabezadita, pues como es habitual en mi, me entro un poco de sueño. Maite creo que se asustó pues detrás tambien estaba dormida Gemma, echo un suspiro como diciendo ¿Dios mio que hago yo aquí en medio de Italia con estos dos dormidos?. Pero nada, un par de minutos con los ojos cerrados y de vuelta a Roma, esta vez aún cuando era de noche, llegamos hasta la Fiore del Deserto derechitos sin dudar un momento. 

Nos acostamos directamente sin cenar y a la mañana siguiente Vicky, tan amable como siempre nos llevo hasta una estación donde cogimos un tren que nos llevo al aeropuerto para regresar a casa, donde ahora nos queda como misión contar a todo el mundo que quiera escucharnos, las experiencia de este viaje.

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