El pasado verano estuvimos en Roma donde Luis Manuel nos llevo a la casa que las Misioneras de la Caridad de la madre Teresa de Calcula tienen en esa ciudad. Atravesar la puerta es poner un pie en Calcuta, con calles estrechas y casitas bajas y muy sencillas. En la capilla, una "sister" nos estuvo hablando de la Madre Teresa y la labor de las Misioneras tanto en Calcuta como en el resto del mundo. Fue una experiencia nueva para todos. Sentados en el suelo, los pies descalzos, no con cierto tufillo por el calor y la idea de Calcuta en el fondo de la mente.
Al final del día en la puerta del hotel nos lo plateamos seriamente, pero a mi me pareció imposible que yo reuniera el valor suficiente para colaborar junto a enfermos de todo tipo en una ciudad tan caótica como Calcuta.
De regreso a Orense y varios meses después una pregunta de Luis Manuel a Maite donde yo estaba como testigo fue el desencadenante de la decisión: ¿te vienes a Calcuta?
Así de fácil y sencillo. Luego, después de hablarlo con Avelina, tan solo hubo que mandarle un correo y decirle: "me apunto"
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