domingo, 31 de marzo de 2013

A nuestro querido amigo Totan Kundu

Por Maite



Terminado nuestro periplo por tierras de Calcuta, queremos hacer una mención especial a nuestro queridísimo Totan Kundu, que ha sido nuestro fiel amigo , desde el día que llegamos, esperándonos en el aeropuerto con una rosa roja para cada uno, vestido de camiseta roja, con el nombre de ESPAÑA estampado en letras grandes y un rosario puesto al cuello.  Al llegar a un país tan lejos y ver que te están esperando con tanta ilusión y cariño, se te alegra el corazón y te hace olvidar el cansancio de tan largo viaje.

A Totán lo conocimos providencialmente en Ourense, el verano pasado, donde durante todo el mes de agosto, hemos estado de voluntarios en La Catedral de Ourense, con la Exposición de la Madre Teresa de Calcuta, de lo que nos sentimos muy halagados, por haber sido designados para tan gratificante misión.
Totán vino a Ourense traído por el profesor Paz, por intercambios culturales entre Santiniketán , donde está la Universidad de Rabindranath Tagore y nuestra ciudad. Coincidiendo con una voluntaria de la Expo, lo invitó a venir  y allí se presentó él tan contento como uno más, justo el día que llegaba el embalaje de la exposición, colaborando en todo momento. Totán tuvo el privilegio de haber conocido personalmente a Madre Teresa cuando era pequeñito.
Ya desde entonces, hemos sido inseparables, a pesar de la distancia , tenemos un contacto continuado con él.

En Calcuta ha sido nuestro amigo inseparable, que terminado nuestro voluntariado en los centros de Madre Teresa, donde él también participó, nos llevó a conocer los lugares más emblemáticos de Calcuta. De no ser por él, no hubiera sido lo mismo.
Nos ha acogido en su casa en Santiniketán, coincidiendo con la fiesta de los colores que se celebraba para dar la bienvenida a la primavera.

Queremos deciros ahora desde aquí, desde Ourense:
 “ Muchísimas  gracias querido amigo Totán por tus desvelos, a tu entrañable mamá Menoka, a tu hermano Mintu, a tu cuñada Rakhi y tu sobrinita Trisha, que nos habéis hecho sentir como en nuestra propia casa y como en nuestra propia familia. Nunca nos podremos olvidar de tan cariñosa acogida”.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Siempre os llevaremos en el corazón!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Desde ahora ya sabemos que tenemos otra familia en Santiniketán !!!!!!!!!!

jueves, 28 de marzo de 2013

Colores de Calcuta

Por Irene 

Después de dejar atrás la gran Calcuta, con lo que eso cuesta y supone, soy capaz de mirar atrás y escribir estas líneas por si a alguien le pudiera interesar.

Durante este bonito viaje nos han pasado cosas increíbles, inolvidables, se han dado demasiadas causalidades (que no casualidades) que nos han tenido “abiertos en canal”, como lo llamábamos de broma entre nosotros, o mejor dicho, con una  sensibilidad especial,  una receptividad del cien por cien y una disposición para acoger positivamente  cada minuto del día. Mis amigos de Orense decían que estábamos enamorados todo el día, enamorados de la vida.

Una de las cosas más bonitas de las que allí disfrutamos fue  un paseo en barca por el río Hoogli. Gracias a este paseo  comprendí el verdadero significado que se le da a un barrio de Calcuta ; “ La Ciudad de la Alegria”. 

Los calcuteños se amontonaban en los ghats, los escalones que bajan al río, lavándose concienzudamente los colores de la fiesta del día anterior: el Holy, la fiesta de los colores, fiesta que tuvimos la suerte de vivir coincidiendo con nuestra Semana Santa.

Todos alegres, todos ilusionados, todos sonrientes, los calcuteños se lavaban en el río con amor y esmero el  color rojo, el color de la pasión. Pasión con la que hacen las cosas, las tareas cotidianas, como este baño diario, en el que se frotan todo el cuerpo hasta dejarlo impoluto.


Se lavaban el verde, el color de la esperanza. La vimos en todas sus caras. Fueran cuales fueran las condiciones de pobreza,  en ellos siempre vi luz, una luz brillante.

Se lavaban el naranja, el color asociado a la religión. De todos ellos emana la espiritualidad, la fe en sus diferentes dioses. Observé el amor con el que les hacían las ofrendas a sus dioses bajando la  cabeza con sumisión. 
Se lavaban el azul, el azul de la pureza. Durante esos días tuvimos la suerte de poder estar con niños y ancianos de corazón puro. Así son los niños de  Sishu Bhavan  y los abuelitos de Prem Dan. Enseguida lo sientes, lo ves en sus profundos ojos cuando te miran.
La comunicación con las personas de estos centros de Madre Teresa es muy grande a pesar de la barrera del idioma. Entra en juego otro lenguaje universal entendido por todos, el lenguaje del amor. Cuando se le pierde el miedo a esta nueva lengua los canales receptivos se abren y empezamos a darnos cuenta de cuánto recibimos de estas personas: un pequeño gesto, una mirada sincera, una caricia, una sonrisa, una palabra, unos brazos que te acogen, que te dan la bienvenida, unas palabras de gratitud, una bendición, un masaje en la cara, el esfuerzo de hacerte una trenza perfecta, un abrazo…
Increíblemente salimos de los centros llenos de alegría, cargados de luz y energía por haber hecho pequeñas cosas con amor.


Se lavaban el amarillo, color de la humildad y generosidad. En varias ocasiones pudimos comprobar que la generosidad no tiene que ver nada con  las cosas que tengas. Tuvimos la suerte de que nos acogiera un bengalí y su familia,  Ellos nos dieron una lección de humildad y generosidad. Les estaremos siempre agradecidos por su hospitalidad.

 Se lavaban el rosa, el color de la sonrisa. Aquí y allá por donde pasábamos nos regalaban sonrisas inocente sin esperar nada a cambio. Todo eran regalos y más regalos.

Se lavaban el negro, el color de la pobreza, el de la miseria, el de la basura, el de la injusticia, el color del que no ve por igual a todas las personas, del que discrimina por la piel, por las castas, por el dinero…Muchas de las calles de Calcuta estaban teñidas de este color.


Se lavaban el blanco, el color de las Misioneras de la Caridad que con tanto amor atienden a los  más pobres de entre los pobres, propulsadas por el motor de Madre Teresa, que las guía desde el cielo.
La labor de las hermanas se extiende por toda la ciudad, siendo sus centros la única salida para muchos desamparados. Ellas nos han enseñado que lo importante no es hacer grandes cosas, sino hacer pequeñas cosas con amor. Esa es la lección más grande que aprendemos los voluntarios allí, tras recorrer medio mundo para intentar dar lo mejor de nosotros mismos. Vamos con la mentalidad de hacer, hacer, hacer y hacer, y nos sentimos inútiles cuando nadie nos dice qué. Sin embargo, al estar allí con ellos  acompañándoles, les estamos regalando lo más valioso para nosotros, nuestro tiempo.

Calcuta siempre estará en nuestra memoria, siempre viva, la ciudad de los Colores, la ciudad en la que conviven en el más armónico caos miles de personas que nos acogen a los voluntarios con nuestras pobres conciencias, ciegos, sordos, inválidos para darnos cuenta de lo verdaderamente importante.

Adelante... Calcuta no os dejará indiferentes…

Irene de Marcos

 Abril, 2013


miércoles, 27 de marzo de 2013

Mis vivencias de Prem Dan


Por Maite

El martes 26,  ( el jueves es  día de descanso en Calcuta) el  viernes 29 y sábado 30 de marzo, como cada mañana después de la Eucaristía  el desayuno y la oración común de los voluntarios con las Sister en la Casa Madre, ( Madre Teresa siempre decía que la fuerza de la acción estaba en la oración) nos encaminamos hacia Pren-Dam,  guiados por Frankie, nuestro querido Franki.  Un fisioterapeuta mallorquín, que trabaja una temporada en su tierra y después con sus ahorros se viene a Calcuta el tiempo que le permite el visado para entregarse totalmente a los enfermos que hay en los centros de Madre Teresa y ¡¡ como les habla y como los cuida, eso lo he visto yo, es  super-cariñoso, todo en él, es ternura!!!  Lo conocimos ya el año pasado y el volver a verlo, fue  para nosotros una gran alegría.  ¡¡ Somos ya una gran familia de voluntarios!! Franki tiene  un encanto essssspecial, todo en él es luz, quizás él no lo sepa, porque no lo pretende, pero sin proponérselo, contagia mucha paz y alegría. Tiene una conversación profunda para con todos,  que hace que el camino a Pren-Dam, se convierta en un paseo inolvidable!!!
Maite con Franki, camino de Prem Dan
Llegados allí, nos separamos, los chicos se van al pabellón de los hombres y las chicas, nos  vamos al de mujeres. Nos despedimos hasta la hora del té!!

Isa, Carmen y Maite en un momento de descanso 
Maite en plena faena

Nos dirigimos a  una sala, tipo vestuario donde dejamos nuestras  ropas y nos colocamos los delantales para ir primero a la lavandería, donde de una forma muy organizada las messis, personal nativo que trabaja allí, nos van trayendo : las sábanas, los vestidos , todo lo que se tenga que lavar. Me llama mucho la atención que todo esta programado como si fuera una lavadora automática como las que usamos en casa para nuestra ropa, solo que aquí se hace todo manual, en una hilera de pilones y con dos voluntarias por pilón. ¡¡ Es curioso, primero el remojo con detergente, después el lavado, el enjuague  el aclarado y por último el centrifugado. Los últimos voluntarios van recogiendo los cubos con la ropa lista para llevar a la terraza,  que está en la tercera planta y allí nos espera otro grupo de voluntarias para tender la ropa, ayudadas por algunas residentes que sonríen sin cesar!!!!!!!!.

Terminada la tarea nos vamos a visitar a nuestras amigas que nos esperan en la galería. Nos miran entusiasmadas, porque saben que las antis (nosotras, las voluntarias),  les vamos a dar cremitas, masajitos, y ellas a cambio nos llenan de sonrisas y nos tienden sus manitas. Su forma de mirar, me cala profundamente, va más allá de lo que se ve. Me fijo en mi amiga Carmen, con que cariño cuida de las enfermas encamadas y me emociona verla. En Ourense compartimos la amistad y la música, aquí compartimos los sentimientos hacia los demás. Nos miramos con complicidad y entendemos que estamos siendo muy privilegiadas. Es como si todo lo bueno quisiera manifestarse sin oponernos, somos libres de mostrarnos tal cual  sentimos y nos embarga la felicidad !!!!!!!!!!!

A media mañana, les repartimos el té con galletas y a continuación lavamos los cacharros. Después compartimos nuestro té con los chicos en el exterior y volvemos para seguir nuestros quehaceres de charlar, darles agua y estar pendientes de todo lo que nos digan, nuestras queridas amigas. Me llamó poderosamente la atención una mujer joven, que ha debido de ser muy guapa, con el rostro quemado por ácido, ¡ Es curioso, come ella solita  se vale por si misma y sin hablar, entiendes por el gesto, como te agradece que le lleves la comida  y todo con tanta dulzura!!!!!!!!! ¡¡ Estás aprendiendo en cada momento lecciones que no vienen en los libros!!!
Ya sobre las 12, terminando nuestro horario, les repartimos las comidas y el agua. La mayor parte comen por su cuenta y las que no pueden, les damos la comida. Una vez terminada, recogemos los platos y los vasos y procedemos al fregado, tal como si fuera lavaplatos, pero manual, unas enjabonan y otras aclaran y se vuelve a la cocina para su secado. A continuación, las acompañamos a sus camitas. Vamos cogidas de la mano y es muy tierno ver, como cada una sabe donde está la suya y como te llevan hacia ella. Las acuestas, les das un besito y te bendicen con la señal de la cruz. Es todo tan entrañable!!!!!!!!!!!!!!

El dia de Viernes Santo ocurrió algo muy especial:  A media mañana desde la galería, divisé un grupito de personas al cual me acerqué creyendo que alguien se había encontrado mal y cual es mi sorpresa cuando veo que es el Rezo del Via-Crucis por los jardines de Pren-Dam. Iban los internos, los voluntarios que se fueron añadiendo como yo, las messis y las Sisters.  Sentí pena porque estaban ya terminando, aun así pude disfrutar de la devoción, aunque era ya la XII estación: Jesús muere en la cruz. Cada estación era escenificada y orada y me impresionó profundamente. En la XIII, en el descendimiento de Jesús en brazos de Su Madre, fue una preciosidad, de verdad era la Piedad: una mujer vestida de Virgen Maria, sostenía el cuerpo muerto de su Hijo Jesús ¡¡ conmovedor realmente!! Y ya en la última estación Jesús es sepultado, el cuerpo muerto de Jesús fue depositado en el sepulcro, que era una habitación y se cerraron las puertas y así se terminó!! ¡¡ Di muchas gracias a Dios por haber participado de ese poquito, pero tan vivificante Viacrucis!!!

Celebración de la Pascua en la Casa Madre
La Pascua de Resurrección la celebramos con toda la comunidad de las Misioneras de la Caridad en la Casa Madre. Allí estábamos todos reunidos,  la comunidad de Madre Teresa, también las novicias y un numeroso grupo de voluntarios. Fue a las 9 de la noche!!!
 También asistimos el Jueves Santo, al Lavatorio de los pies a las 6 de la tarde  y el Viernes Santo, a la Adoración de la Cruz, que fue a las tres de la tarde. Hemos tenido muy presente al P. Luis  Manuel, sacerdote ourensano, residente en Roma, que nos llevó a Calcuta el pasado año y al grupo de voluntarios italianos, que este año, no pudieron venir.
¡¡ Celebrar el Triduo Pascual aquí, es como estar en el Cielo con un coro de ángeles!!

La fiesta Holi, la fiesta de la amistad

Por José María

El día 26 al terminar con nuestras obligaciones como voluntarios, cogimos un tren en la estación Howard y nos fuimos a Santiniketan a pasar el día 27, festivo en Bengala, en casa de nuestro amigo Totan.

Como durante toda nuestra estancia en Calcuta, estamos con la adrenalina a tope, con las pilar cargadas ante tanta emoción y vivencias nuevas, por eso al llegar a la estación, toda atestada de gente, nos sentamos en el suelo, sacamos las guitarras y empezamos a cantar "Misioneros de la Fe" y acto seguido, como en otras ocasiones, se nos arremolinó gente que nos miraban con ojos curiosos y sonrisas de admiración como quien ve a unos bichos raros. ¡Fue muy divertido!




En el tren viajamos en primera clase (hay hasta tercera). Isa e Irene no llevaban reserva de billete, por lo que Totan estaba maquinando estrategias para el caso de que viniera el revisor antes de que se pusiera el tren en marcha: él se escondería en el servicio y nosotros no entenderíamos lo que nos dijera, de esta forma una vez puesto en marcha el tren ya no las harían bajar pues no hay paradas hasta Santiniketan. El tren por fin se puso en marcha y después de una ligera discusión entre bengalíes  todo quedo arreglado y pudimos continuar sin ningún problema, aunque dos sin asiento, pero el ir de pie en la plataforma del tren añade algo más de aventura.

La llegada a Santiniketan fue preciosa, con un sol de atardecer en una población verde atestada de gente por todas partes. Lo primero, en un todo terreno, fuimos a dejar nuestras cosas en la casa de Totan y a conocer a su cuñada y su sobrinita Trisha. También estaba un amigo de Totan.
Incansables, nos fuimos a un mercadillo donde unos músicos animaban con canciones típicas de la zona, pero ya era de noche y no se veía nada para comprar, pues no había ninguna luz, pero salio la luna y la cosa tenia mucho encanto.
Totan nos llevó hasta la universidad donde aún se siguen impartiendo clases al igual que en su día lo hacia Tagore, debajo de un árbol en un corro en torno al profesor.
Nos acercamos hasta el bar que regenta la madre de Totan, para conocerla y saludarla y allí mismo en esa calle compramos "colores" una bolsa de polvos por cada uno y de color distinto, todo para el día siguiente.
Cenamos en la terraza de la casa de Totan, donde acto seguido sacamos las guitarras, para variar y cantamos unas canciones a la luz de la luna. Totan nos sorprendió cantado canciones hindúes acompañado por una pequeña guitarra que desconozco su nombre. Para dormir, los que no tenían cama, tenían suelo, como yo. ¡ Fantástico!

Totan nos despertó a las 7 de la mañana con unas tazas de té y diciéndonos que ya era muy tarde, que nos pusiéramos la ropa más vieja que tuviéramos y nos pusiéramos en marcha.
Nada más salir a la calle, una mujer joven en un ricksaw se paró y nos pinto una marca con color rojo en la frente a cada uno, Carmen a su vez le pinto a ella una ralla amarilla en la cara. Al incorporarnos a la calle principal, ya había un torrente de gente que iba y venia y como nos veían tan limpitos, pues se paraban y nos pintaban, pero como no podía ser de otra forma, nosotros les pintábamos a ellos. Esta escena se repite casi continuamente, yo te pinto a ti y tu me pintas a mi, pero con una sonrisa y una amabilidad que hace que esta no pueda llamarse más que la fiesta de la amistad.
Llegamos a un campo más amplio donde había un gran palco y unas bailarinas bailaban al son de músicas orientales, pero casi la atracción eramos nosotros. Todos querían pintarnos, todos querían hacerse fotos con nosotros, que bonito es sentirse diferente y a la vez querido. ¡Una gran lección!.

De vuelta cogimos unos ricksaw y fuimos nuevamente al mercadillo donde ahora si pudimos hacer algunas compritas de artesanía y ropa hindú a muy buen precio. Continuamos por un camino y llegamos como a la casa de "Memorias de África"  que era un bar donde nos sentamos a tomar un refresco. La imagen era idílica  con campos en cultivo, búfalos por allí campando y mujeres con modestos sharis con cestos en la cabeza.
Seguimos caminando y llegamos hasta un templo hindú donde Gemma nos cantó unos "mantras".

De regreso fuimos hasta el bar de la madre de Totan para pintarla a ella también con los colores de la amistad. Una vez allí, en un callejón escuché música, me acerque y vi a unos músicos con instrumentos muy extraños para mi, tocaban unas melodías de los más marchosa. Unas cuantas personas bailaban a su son e inmediatamente me invitaron a unirme al baile, si bien consideraron que no iba suficientemente pintado por lo que me echaron una bolsa entera de pintura por la cabeza, convirtiendo mi pelo blanco en azul, un toque de los más psicodelico. Al baile se unió el resto del grupo, incluso la madre de Totan. La alegría  la amistad, el baile, la música, bueno, difícil de explicar la emoción.

De vuelta en casa de Totan, la única solución que vimos para poder quitarnos todos los colores que llevábamos encima fue a base de manguerazos en el patio de la casa, una situación hilarante.
Una vez aseados y con la ropa hindú que nos habíamos comprado en el mercadillo, comimos con la familia de Totan una comida preparada con mucho cariño. Al terminar cantamos unas canciones, la madre de Totan se emocionó, sin entender la letra y nosotros también nos emocionamos al recordar a los amigos que no están con nosotros.
Y así transcurrió nuestra estancia en Santiniketan, cuna de Tagore y de Totan, nuestro amigo hundú.

martes, 26 de marzo de 2013

Mis amigos de España en Calcuta


Por Totan

Totan cantando una canción popular hindú
Hace tres meses antes yo sabía que venían unos amigos míos a Calcuta desde Ourense (España).Todavía no sabía que día iban venir, después de dos semana supe que vendrían el 23 de marzo. Por eso para mí  día 23 era sagrado y fue tan rápido que ya llegó el día 23 de marzo.  Ese día 23 por la mañana  regrese desde Santiniketon (Santiniketon es mi pueblo, a 160 km desde Calcuta) a las 11 llegué a Calcuta y después por la tarde fui recibir a mis amigos. Ellos llegaron las 19:30  así pues después de esperar vi dos caras conocidas, la de Maite y la de José María y detrás otras dos, Gemma y Carmen, todos con cara cansada.

Al final los recibí  y todos nosotros  estábamos muy contentos, nunca me imaginé que ellos vinieran a mi tierra yo también estaba súper contento. Los llevé al hotel y fuimos a cenar comida India. Desde el  día 24 hasta 26 estuvimos todos en Calcuta. Esos días estuve casa de Madre Teresa y Prem Dan. Allí conocí a más gente de España. Entre esa gente había dos personas como nosotros, de la misma mentalidad y muy majas,  Irene y su tía Isabel de Madrid. Así llego el día 26 al medio día. La verdad es que yo esperaba eso día hace mucho tiempo, porque quería  llevar a mi casa a mis amigos. Somos 7 persona y yo regrese desde Calcuta en un tren desde la estación Howrah, hasta Bolpur-Santiniketon.  Cuando llegamos a la estación estaba un coche esperando por nosotros, todos subimos al coche y al final llegamos a mi casa. Saludamos  a mi cuñada, a mi sobrina y a mi amigo y salimos a  visitar mi pueblo en el mismo coche. Estuvimos en una pequeña feria en Santiniketan esta feria se llama “mercado de sábado” y después de esa feria estuvimos en el campus universitario de Santiniketon.



Estuvimos mucho tiempo, todo mundo sacando fotos y así pasamos el  tiempo. Después llegamos mi casa y empezamos a cantar, cenar y dormir.

Día 27, importante eso día para nosotros. Es una fiesta ese día en mi pueblo Santiniketon. Esa fiesta se llama “Holi” (Fiesta de colores). Por la mañana después de desayunar nosotros salimos para ver esa fiesta, fuimos a un campo donde juega todo mundo con muchos colores de polvo. Nosotros también llevamos muchos colores y jugamos con mucha gente y pasamos una mañana muy buena. Después de jugar fuimos comprar cosas y desde allí fuimos a la tienda de mi madre, para pintar la cara de mi mama. Un tiempo pase con mi mama, después llegamos a casa y nos duchamos todos con una manguera, eso fue una gran alegría, eso solo lo saben Maite, José, Gemma, Carmen, Irene, Isabel  y  yo. Lo pasamos muy bien. Ya llego hora de comer.

Comimos un comida tipo de Galicia, (langostinos y vino de Goa) y cuando terminamos bebimos un poquito de licor café (hecho por el padre de Virginia). Después otra vez empezamos a cantar y así ya terminó el tiempo en Santiniketon.


Ellos tenía el tren a las 17:30 por la tarde, ellos se despidieron de mi familia y volvimos hasta la estación del tren. Ellos cogieron el tren de regreso y yo me quede en Santiniketon ese día.

Día 28, por la mañana yo regrese otra vez a Calcuta y nos reunimos todos en el hotel para visitar algo de Calcuta y otras cosas. Nosotros trabajamos por la mañana en Prem Dan y por la tarde en Shishu Bavan y al terminar visitamos a Calcuta. La verdad que para mí eso ha sido una gran sorpresa, que me han dado mis amigos de Ourense, por  eso quiero dar un gran abrazo a todos y muchas gracias. Y también quiero dar las gracias a Irene e Isabel de Madrid. Pues muchísimas gracias a todos por  venir mi tierra, Bengala, donde nací yo.
Carmen, Maite, José María y Totan

Mis historias de Prem Dan


Por Carmen

Hoy quiero hablaros de mi corta pero intensa experiencia como voluntaria en la casa de Prem Dam.

Maite tendiendo la ropa. Es un trabajo para gente de altura.
En la primera parte del horario de trabajo en Prem Dam se lleva a cabo la tarea del lavado de ropas: sábanas, paños y vestidos de las internas. Es un trabajo necesario y, aunque estamos deseando terminarlo para empezar cuanto antes la labor con las personas, es también gratificante, pues la cadena humana que se forma entre las voluntarias es una de las realidades que hacen importante nuestra presencia allí. Algunas personas me comentaban antes de nuestra partida a Calcuta  cosas como: “… total, en una semana, poco se puede hacer…”; “no hace falta irse tan lejos, aquí hay muchas cosas en qué colaborar”… y no sabía muy bien que contestar, pues en el fondo yo misma me cuestionaba algo similar. Pero una vez allí, lo comprendí, y ahora les diría, que una cadena a la que le falte un eslabón se rompe y pierde su función. Cada voluntario en Calcuta es un eslabón de una gran cadena de caridad y solidaridad, todos y cada uno necesarios para que el día a día de las casas vaya adelante, ya sea lavando ropas, acompañando a las personas al -vamos a llamarle- baño, dándoles agua y comida,  masajeándolas con crema, haciéndolas reir o llorando con ellas… Ser un eslabón es algo pequeño, es cierto, pero unidos por una misma causa, en una misma fe… se pueden hacer cosas tan grandes…


Con la ropa tendida en la azotea, comienza el trabajo con las internas. Hay una gran sala en la planta baja del edificio llena de camitas estrechas, de estrechos colchones y estrechas almohadas. Conté 76. Y en el exterior de la sala dormitorio,  un porche con mesas y sillas, donde las internas con movilidad comen y pasan el rato. La mayoría de las voluntarias se quedan en el porche: les pintan las uñas, les dan masajes en los brazos con cremas, mientras ellas les estiran sus miembros buscando el mimo de la caricia, les dan agua, las ayudan a ir al baño y les acercan los platos de comida o las ayudan a comer… El idioma no es un problema, la sonrisa y la mirada son un lenguaje universal…
Isa y yo determinamos atender el ala de las encamadas: una pequeña sala con 6 camitas y otras 3 camas de la sala grande pegada a esta pequeña y abierta con 3 ventanas.
Es curioso cómo se evoluciona: el primer día en que entras allí te sientes perdida, no sabes cuál es tu tarea, qué debes hacer, donde están las cosas, no te entiendes con el idioma, o simplemente no hablan, sientes miedo e incluso asco… porque todo es muy básico y primitivo en Prem Dam… tan distinto de nuestros civilizados y tristones países; y cuando te vas, en tu último día, te das cuenta de que has establecido vínculos con las personas que has cuidado; que lo que no entendías antes, es ahora evidente; que siempre hay otra voluntaria que te ayuda con lo que tú no sabes, y tú haces lo mismo con la siguiente… Ya sabes cuándo cambiar de postura a la encamada, como hacer que coma más a gusto, cuando has de ponerle la cuña, o cambiarle la ropa, o darle un poco de té…
Entiendes que a Dolli le gusta hablar sin parar aunque sabe que no la comprendes, que de vez en cuando se queja de algún dolor en su brazo inmóvil, que quiere que la lleves a hacer pis, y que cuando le haces “cu-cu” desde el otro lado de la ventana, sonríe porque se siente única para ti en ese momento.
 Sabes que Bula, que necesita un andador para caminar, es presumida y simpática, que le gusta repetir lo que le dices, que le mandes levantar los brazos y le insinúes unas cosquillas, muriéndose de risa, le encanta que le pidas que te haga de intérprete para entender lo que otras mujeres te dicen; yo le digo que es mi “teacher”, y ella se siente muy importante. Le digo que mi nombre en Indi es “Cobita” y ella me presenta a una compañera que se llama como yo y que está encantada de tener una tocaya blanca: 2 Cobitas, una pequeña y otra grande, reímos…
Sabes que la anciana de la primera cama, necesita de tu fuerza para pasar de la silla a la cama, y que te bendice con una cruz en tu frente cuando le colocas otro almohadón, y cuando al pasar por su lado le sonríes y le acaricias la cara, su sonrisa es mucho más bonita que un campo de amapolas, y te entristeces al ver la segunda cama vacía una mañana al llegar y ella te dice con gestos muy evidentes que su compañera se ha ido al cielo aquella misma noche.
Y la joven del pie vendado, que no sabemos muy bien qué tiene, más piel que huesos, que no quiere salir al exterior, pero que agradece tomarse su taza de té contigo sentada a su lado en la cama, y que el sábado está más contenta que otros días porque espera que venga a verla su marido… aunque no vendrá.
Y la chica de los ojos más tristes del mundo que, a saber lo que habrá pasado, no puede separar sus piernas y se arrastra por el suelo para ir de un lado a otro. Una sonrisa de ella es un tesoro. Era la preferida de Isa, que sufría con ella aún no sabiendo que era lo que le causaba tanto dolor.
Más mujeres sin nombre, unas quemadas, otras mutiladas, otras ancianas, otras ciegas… cada una con su sufrimiento…

Carmen y Maite en un momento de descanso

Pero ante todo, estaba Patricia, mi dulce Patricia. Nunca había visto a alguien tan delgado y tan débil. Abrir los ojos era ya un esfuerzo, mover las manos para rascar su cabecita, un sufrimiento. Sus nalgas llagadas, sus piernas contraídas, su piel reseca, su edad indefinida… Pero parecía una dama, refinada y digna,  en aquella cama. El primer día que estuve con ella no entendía nada de lo que quería y ella no me entendía a mí, y aún así me hacía saber con su mirada y pequeños gestos de asentimiento, que agradecía mi esfuerzo por ayudarla. Ella entendía el inglés, aunque no tenía fuerzas para hablar, y yo lo hablo tan poco y mal! Cada día que fue pasando, su situación clínica fue empeorando y nuestra relación creciendo: comía todo lo que yo le daba, creo que más por satisfacerme a mí que por su propia necesidad, respondía a mis caricias con un casi imperceptible apretón a mi mano, y al oír su nombre de mi boca movía las comisuras de su boca tratando de sonreírme. El penúltimo día la incorporé un ratito, para que no sufrieran tanto sus heridas, y la rodeé de almohadones para mantenerla sentada, pero como su cuerpecito no se sostenía, me senté tras ella y la recosté sobre mi cuerpo. Le canté bajito una nana y ella reposó serena y abandonada apoyada sobre mi. Pensé en mi madre, en cuánto la quiero, en cuánto me quiere, y recé a Dios por ella y por Patricia. Lo más duro fue despedirme de ella en mi último día: ese día estuvo muy adormilada y yo no quise molestarla al llegar, así que cuando después de un rato de estar a su lado un ruido la sobresalto, abrió uno de sus ojos, y me vio. Me emocionó que me reconociera y se alegrara tanto de verme, y extendió su mano para tomar la mía y cerró nuevamente los ojos. Le di de comer, esta vez sólo media ración, pero con todo su esfuerzo por hacerme la tarea fácil, y otra vez se durmió. La desperté suavemente para despedirme: no quería que al día siguiente, que yo ya no estaría, pudiera pensar que ella no había significado nada para mí, así que tenía que decírselo. En mi pobre inglés le dije: “Patricia, hoy es mi último día aquí. Mañana no estaré, pero te llevo para siempre en mi corazón. Te quiero”. Y ella, quitándose minutos de vida por el esfuerzo que le supuso, cogió mis dos manos entre las suyas y las apoyó en su corazón. No pude contener el llanto. La besé y me fui.
Hay sufrimiento en  Prem Dam, pero no hay tristeza. Dios está allí. Él nos dijo que estaría con los más pobres, con los más enfermos, con los más sufrientes… y yo lo vi.

lunes, 25 de marzo de 2013

Vadeando el Hugli

Por José María

Al salir de Shishu Bhavan todo es euforia, los niños han disfrutado con nosotros, nosotros hemos disfrutado como niños, hemos cantado alguna otra canción más seria para las hermanas, ya en la puerta del hogar.

Nosotros con nuestra euforia, pero tenemos que ir a la estación del tren para arreglar el tema de los billetes a Shantiniketan, que Isa e Irene no tienen y Totan va a ver como los conseguimos.


Para cruzar el gran puente Howrah Bridge sobre el Hugli hay un buen atasco por lo que decidimos cruzarlo en un transbordador. 

Ya es de noche y hay poca luz, pero allí estamos nosotros guitarra en mano organizando una pequeña fiesta para deleite nuestro y de los pasajeros. 


La estación Howrah está abarrotada de gente, como es habitual.


Hay que pagar por entrar y la cola en las taquillas es larga, pero para nuestra sorpresa hay un cartel que indica que con el carnet de voluntario de las Misioneras de la Caridad se puede pasar gratis. Allí nos dirigimos con el carnet en la mano, pero da igual, de todas formas no hay nadie en la puerta de acceso, como todo en Calcuta un caos bien organizado.


De vuelta fuimos a cenar a otro buen restaurante, de esos que por unos 5 € cada uno, cenamos como verdaderos marahas.


Las tardes hermosas de Shishu Bhavan

Por Carmen

Las tardes son hermosas en Calcuta, cuando nos rodeamos de los niños de Shishu Bhavan.


Después de la primera vez allí, solicitamos permiso a las hermanas para llevar nuestra
música a los niños, y a ellas les pareció una buena idea. Así que, una vez tomada conciencia
de nuestro papel como animadores, guitarras en mano y sonrisas abiertas, entramos un
poco tímidos en la sala. Nada más cruzar el umbral de la puerta, al vernos con las guitarras,
una de las niñas, con torpe caminar, me tomó de su mano imperfecta y me llevó hasta una
silla, donde con gestos imperiosos, nos instó a Jose y a mi para que empezáramos a tocar…
Y así, sin más, empezó nuestro concierto… ¡Qué sorpresa! Todos los voluntarios, las masis,
los niños, comenzaron a arremolinarse a nuestro alrededor, a reír, a cantar (por decirlo de
algún modo…) a aplaudir, a gritar… De repente, aquella sala tristona, de juegos monótonos,
y meriendas obligadas, se convirtió en una fiesta. Muchos niños que habitualmente no
reaccionan a las palabras, las caricias o los abrazos, manifestaban su alegría con grandes
risotadas, ante nuestras burdas imitaciones de animales en medio de un canto sin palabras ni
idioma, totalmente universal y que se convirtió en nuestro himno: el “parabapapá…”Tocamos
canciones de los Payasos, a la Virgen… lo que caía…fuera lo que fuera, siempre acababa en
aplausos… ¡qué público tan participativo y maravilloso! El mejor auditorio en que hemos
tocado…

¡Y yo que creía que mi papel como médico iba a ser la base de mi voluntariado!!! Dios tiene
sus propias ideas, sus propios planes… y quiso que yo fuera ¡¡cantante!!. Nada de gasas y
betadine: música, sonrisa, abrazos, gestos y muchas canciones… ¡esa era, pues, mi Misión!


Cada tarde en Sisu Vaban fue mejor que la anterior. Los niños ya nos conocían, nos esperaban,
y nos hacían saber lo importante que era para ellos pasar una tarde divertida… Atrás
quedaron nuestras caras de horror y tristeza al verlos por primera vez. Ahora, solo veíamos
niños como los demás niños, que quieren ser queridos, que quieren jugar… Ya no vemos
sus malformaciones, sólo sus sonrisas. Ellos buscan nuestro contacto, cuando antes nos
rechazaban, y nosotros deseamos abrazarlos y querríamos cantar para ellos todos los días de
nuestras vidas, aunque sólo fuera un ratito.

Animo a todos los voluntarios que canten o toquen instrumentos, para que no dejen de ir a
pasar las tardes con los niños cantores de Shishu Bhavan… ¡Se llevarán en sus corazones mucho
más de lo que entregan! y encima ¡se lo pasarán más que bien!


Reunión de voluntarios

Por José María

Para servir como voluntario en las casas de las Misioneras de la Caridad no es necesario avisar ni anotarse previamente, tan solo hay que ir a las 3 de la tarde a Shishu Bhavan y apuntarte como voluntario. La estancia es un patio techado y lleno de jóvenes y menos jóvenes donde cual torre de babel se habla de todos los idiomas. Allí estaba un grupo numeroso de universitarios vascos guiados por Jose Mari. Son estudiantes de Empresariales y como parte de su aprendizaje han incluido el colaborar en Calcuta, para conocer, al comienzo de sus vidas profesionales, como es el mundo real, no solo el cómodo que nos rodea. Allí estaba también un grupo de japoneses que al parecer también forma parte de su educación al terminar su carrera. Estaban Valentina y Berth dos catalanas que venían solas y tenían ansias de vivir experiencias nuevas. Había una chica mejicana con su padre y un montón de gente que quiere pasar sus vacaciones, en lugar de tumbado en la playa, intentando hacer algo por los demás.

A la izquierda José Mari y los vascos, Gemma, el menda, Carmen, Maite y Valentina

La hermana Merci María, soldado profesional mejicana que lo dejo y se metió a monja es la organizadora de los voluntarios con mano firme. Primero nos soltó una arenga sobre la seguridad en Calcuta, que las "niñas" no deben de ir solas por la calle pues se han dado casos de llevarse sustos, después nos habló de lo que debe de hacer un voluntario, de la importancia de ser un granito de arena y de lo que agradecen el cariño que se les presta. Nos nombró personalmente como "los músicos" pueden cantarles a los internos pues la música es buena para ellos y lo agradecerán.

Luego ante una mesa nos van llamando a los representantes de cada grupo para asignarnos la casa a la que vamos a ir a servir, intentando cubrir la necesidades y nos entregan un carnet de voluntario que sirve para tener accesos a las casas (aunque nunca lo piden).

Una vez terminado con los tramites ya que estábamos en el hogar de los niños discapacitados, agarramos las guitarras y fuimos a cantarles.

Lunes en Prem Dan

por José María

En medio de la algarabía habitual en la sala de los voluntarios de la Casa Madre, aparece Franki con su áurea de un persona especial. ¿Se acordará de mi?, como no, nos fundimos en un abrazo de esos que pocos saben dar y que fue continuación al de la despedida del año pasado. ¡Que alegría!. Salimos andando hacia Prem Dan y me contó como iban sus proyectos de montar una ONG, mal, todo muy complicado, burocracia, sin financiación, por ahora seguirán haciendo lo mismo, colaborando en proyectos que les resulten interesantes y seguir siendo libres.

Charlando con Franki camino de Prem Dan
El camino es el sitio ideal para charlar sobre lo humano y lo divino mientras se observa a cada paso el mundo de suciedad y de los malos olores mezclado con la alegría y ganas de vivir de las gentes de Calcuta que ven con normalidad como las vacas (¿sagradas?) están rebuscando en la basura mientras otros justo al lado desayunan un té con un mejunje amarillento envuelto en pan "chapati", justo al lado de la pescaderia con los peces en el suelo procedentes del río Hoogli, lugar de inmolación de los muertos. ¡Esto es Calcuta!





Vista del patio de los hombres desde la terraza de las mujeres


Algunas cosas han cambiado en Prem Dan, los hombre gozan de más zona de sombra, pues han ampliado el  techo en el patio y a las mujeres les han habilitado parte del jardín para que puedan salir al aire libre. También había una zona el año pasado destinada a los "moribundos" que como ya han vuelto a abrir, después de una reformas la casa de Kalihart, Franki y Pau lo han convertido en una zona de rehabilitación con algunos aparatos que algún gimnasio occidental desprecio hace al menos 40 años.

La cara de algunos enfermos me resulto familiar, ya estaban el año pasado, también eche de menos algunos que ahora no estaban. Las faenas empiezan como siempre, baldear el suelo y barrerlo y acto seguido ayudar al aseo de los internos. Ya aprendida la lección del año pasado, iba bien provisto de maquinillas de afeitar, jabón y cortauñas, lo que me convirtió casi en el estilista oficial del lugar. Este año también empecé a dar masajes y ayudar a que las extremidades empiecen a coger un poco de tono, haciéndoles pequeños ejercicios, siempre orientado por Franki. Es en este contacto con las personas lo que más enriquece al voluntario, en descubrir como pequeños gestos, sin importancia para nosotros, ellos lo traducen en verdaderas muestras de cariño que reciben, aceptan y agradecen con una tranquila efusividad que conmueve.

Totan, Irene, Maite, el menda y Franki
La hora del té, debajo de la marquesina es uno de los momentos mágicos para los voluntarios. Ellas con pañuelos en la cabeza, delantales y pantalones anchos y ellos más "giris", con pantalones cortos y camisetas. Es el momento del intercambio de experiencias pasadas: ¿cuanto tiempo llevas aquí  ¿de donde eres? ¿cuando has venido? y futuras ¿cuanto tiempo te vas a quedar? con admiración por los que hablan de varios meses. Entre ellos está Juan un empresario recién jubilado que allí está para quedarse dos meses después de haber consultado con su mujer y sus cinco hijos y explicado su necesidad de entender algo más de la vida que no le explico el mundo de los negocios.


Pero este año es todo distinto, aparecieron las guitarras, la de Carmen la tocaba Irene, dominadora también de estas artes y con Juan como solista nos arrancamos con "Rosas en el mar", coreada por todos los españoles. Acto seguido le pasamos una guitarra a un ingles que nos maravillo a todos cantando I´m yours de Jason Mraz y ahí tienes a todos los ingleses cantando, pero para nuestra sorpresa agarró la guitarra un japones y ahí ves a todos los japones cantando una canción preciosa en un idioma difícil de traducir.

Una vez terminado este momento nada volvió a ser igual en Prem Dan esa mañana, apareció otra guitarra de un voluntario que se fue con los hombres a cantarles e Irene, Isa, Totan y yo nos fuimos al pabellón de las mujeres a cantarles canciones.
Isa y Marí Luz

La cosa empezó un poco sosa, solo nos miraban admiradas pero no reaccionaban, sin embargo apareció Marí Luz, una marchosa mujer de unos 70 años que precisamente ese era su último día después de tres meses en Calcuta. Ella empezó a levantar a las enfermas y a hacerlas bailar con las canciones más bailongas de nuestro repertorio y aquello se convirtió en un guateque. Al terminar, a la hora de irnos, Mari Luz lloraba desconsolada por los pasillos del pabellón sin poder despedirse de ninguna interna. Pero el voluntariado es así, ella se va y llegan otras a sustituirla por que tiene que haber otras, si no, ¿quien daría cariño a esas personas abandonas? las Hermanas no son suficientes, son muy pocas. La labor del voluntario con los internos, aunque parezca pequeña, al ser continua es como si tuvieran a alguien siempre a su lado, aunque la cara sea distinta, pero el cariño es el mismo.